El Maestro è Creyendo, creo
Como cada día la gratitud por
ser uno de los navegantes de estas aguas de sal, hace que coja mi barca y me
entregue de nuevo al mar, a esas aguas insondables, que con sus olas y su
fuerte marejada me advierten de los riesgos que me puedo encontrar. Navego en
plena oscuridad, no veo, no sé, siquiera tengo certeza de si será hoy, pero
confío y voy. Creo que cada ola es un empujón hacia mi propósito y me dejo
empujar, sé que este mar no me va a devorar, sé que me está hablando y a su
modo gritando que en esta oscuridad se halla lo que busco.
Dirijo mi mirada al horizonte,
es imposible, no puedo ver en qué dirección está, no puedo otear ningún
principio ni final. Busco en mí la fuerza que me conducirá a remar sin perder
la voluntad, la encuentro, creo, lo visualizo y creyendo sé que puedo
conseguirlo, me digo. Tengo que llegar a la isla más bella que un buen día soñé
llegar. Tiene que estar cerca, lo intuyo, sé que falta muy poco para que sus
rocas se crucen ante mis ojos y yo me pueda apear. Será entonces cuando la vida
me entregará todo aquello por lo que insistí y en tierras de ese desconocido
lugar, yo volveré a existir, pero entonces seré el vivo reflejo de lo que en mi
interior habita.
Mi
corazón se acelera, intuyo que algo está a punto de suceder. Me entrego a las
oscuras aguas y tal y como mis brazos se extienden ante la nada, alguien me
abraza, no puedo verle pero sé que es el maestro que llevo dentro, es mi
maestro. Descendemos de la barca, hemos alcanzado la Isla más hermosa que el
propio planeta amaga. Piso tierra firme, una tierra en la que nadie antes
habitó. Luces enigmáticas nos rodean, son pequeñas esferas multicolor. Mi
maestro y yo tomamos una y con el poder del mismo corazón la dotamos de
intención, para que de ella germine la vida que diseñamos entre los dos.
De
repente una expansiva vibración nos habla de que ha sido Gaia quien ha llorado
de emoción al sentir germinar una de las semillas que se guardaban desde antaño
en los silos más arcanos de su corazón.
Texto y Narración a cargo de Núria Gómez y Karme Millán
Temple Inanna